Articulo escrito por Rafa.
Cuentan
los antiguos del lugar, que en los años siguientes a la guerra civil española,
la demanda de materias primas para la industria militar del resto del mundo,
hizo que se encarecieran hasta límites insospechados algunos metales.
Es
el caso del wolframio, necesario en las aleaciones especiales de acero,
herramientas de corte, filamentos de incandescencia y ... tristemente en
la Segunda Guerra Mundial se usó para blindar la punta de los proyectiles
anti-tanque y en las corazas de los vehículos blindados.
El
alto precio alcanzado en los mercados internacionales hizo, que el
descubrimiento de un filón del metal, aunque no fuera de grandes proporciones o
de suficiente interés como para hacer una minería mecanizada, sí generara
explotaciones locales de pequeña magnitud y medios precarios.
Con
estos antecedentes y el haber pasado tantas veces por el "Collado de la
Mina" en las estivaciones occidentales de la Sierra del Guadarrama, hizo
despertar nuestra curiosidad. Román era conocedor de su ubicación y ya había
hecho un reconocimiento preliminar, pero estaba pendiente recorrerla a fondo
con el material necesario. Así que allí nos presentamos al atardecer.
La
presencia de escombreras en el exterior nos delatan que la bocamina está cerca,
siguiendo el curso de un pequeño arroyo que sale de la misma, producto de las
filtraciones de agua del interior. El aspecto es magnífico, integrada en la
vegetación y roquedo de la ladera, con el tamaño suficiente para una
exploración cómoda, entre 1,5 y 2,5 metros de altura en la galería principal.
Hay que solventar un encharcamiento y unas colonias de mosquitos en la entrada.
Posiblemente estas pequeñas barreras naturales han propiciado que los curiosos
no pasen de la misma, por lo que el interior se mantiene en unas condiciones de
conservación razonablemente buenas.
En
seguida empiezan aparecer restos de la actividad minera, encastres de madera,
restos de puntales y traviesas. Posiblemente no tuviera una estructura importante
de sostenimiento por la resistencia estructural de la roca madre.
De
la galería principal de acarreo empiezan a surgir brazos de galerías de
explotación, siguiendo ya las vetas del mineral, ganando en longitud según
avanzamos en profundidad. En la parte final es fácil descubrir vetas cuarzo,
soporte del mineral de metal y disfrutar de la composición de colores de los
óxidos de cobre y del wolframio.
El
escombro tiene anegadas algunas zonas, o dificulta el acceso a otras, pero el
cualquier caso, parece que no hay grandes zonas ocultas o sepultadas.
Sin
lugar a dudas una cavidad, aunque fruto de la mano del hombre, singular y con
formaciones minerales de gran belleza para los que somos amantes del medio
natural.
Aprovechando
que llevamos un medidor láser, hemos levantado una modesta cartografía que
recoge las dimensiones y características de la cavidad.
Hay
advertir del peligro que entraña su visita, al carecer de estructuras de
soporte y su situación de abandono de más de 50 años, además de requerir
conocimientos y material especializados para este tipo de exploraciones. En
cualquier caso, hagamos un esfuerzo para que no se note nuestro paso, ser
respetuosos con las rocas, con el agua, animales y vegetales.
Rafa.
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