jueves, 14 de febrero de 2013

La Mina de Wolframio del Guadarrama.


Articulo escrito por Rafa.
Cuentan los antiguos del lugar, que en los años siguientes a la guerra civil española, la demanda de materias primas para la industria militar del resto del mundo, hizo que se encarecieran hasta límites insospechados algunos metales.

Es el caso del wolframio, necesario en las aleaciones especiales de acero, herramientas de corte, filamentos de incandescencia y ... tristemente en la Segunda Guerra Mundial se usó para blindar la punta de los proyectiles anti-tanque y en las corazas de los vehículos blindados.

El alto precio alcanzado en los mercados internacionales hizo, que el descubrimiento de un filón del metal, aunque no fuera de grandes proporciones o de suficiente interés como para hacer una minería mecanizada, sí generara explotaciones locales de pequeña magnitud y medios precarios.

Con estos antecedentes y el haber pasado tantas veces por el "Collado de la Mina" en las estivaciones occidentales de la Sierra del Guadarrama, hizo despertar nuestra curiosidad. Román era conocedor de su ubicación y ya había hecho un reconocimiento preliminar, pero estaba pendiente recorrerla a fondo con el material necesario. Así que allí nos presentamos al atardecer.

La presencia de escombreras en el exterior nos delatan que la bocamina está cerca, siguiendo el curso de un pequeño arroyo que sale de la misma, producto de las filtraciones de agua del interior. El aspecto es magnífico, integrada en la vegetación y roquedo de la ladera, con el tamaño suficiente para una exploración cómoda, entre 1,5 y 2,5 metros de altura en la galería principal. Hay que solventar un encharcamiento y unas colonias de mosquitos en la entrada. Posiblemente estas pequeñas barreras naturales han propiciado que los curiosos no pasen de la misma, por lo que el interior se mantiene en unas condiciones de conservación razonablemente buenas.

En seguida empiezan aparecer restos de la actividad minera, encastres de madera, restos de puntales y traviesas. Posiblemente no tuviera una estructura importante de sostenimiento por la resistencia estructural de la roca madre.

De la galería principal de acarreo empiezan a surgir brazos de galerías de explotación, siguiendo ya las vetas del mineral, ganando en longitud según avanzamos en profundidad. En la parte final es fácil descubrir vetas cuarzo, soporte del mineral de metal y disfrutar de la composición de colores de los óxidos de cobre y del wolframio.

El escombro tiene anegadas algunas zonas, o dificulta el acceso a otras, pero el cualquier caso, parece que no hay grandes zonas ocultas o sepultadas.

Sin lugar a dudas una cavidad, aunque fruto de la mano del hombre, singular y con formaciones minerales de gran belleza para los que somos amantes del medio natural.

Aprovechando que llevamos un medidor láser, hemos levantado una modesta cartografía que recoge las dimensiones y características de la cavidad.

Hay advertir del peligro que entraña su visita, al carecer de estructuras de soporte y su situación de abandono de más de 50 años, además de requerir conocimientos y material especializados para este tipo de exploraciones. En cualquier caso, hagamos un esfuerzo para que no se note nuestro paso, ser respetuosos con las rocas, con el agua, animales y vegetales.

Rafa.

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