Articulo escrito por Rafa.
Cuentan
los antiguos del lugar, que en los años siguientes a la guerra civil española,
la demanda de materias primas para la industria militar del resto del mundo,
hizo que se encarecieran hasta límites insospechados algunos metales.
Es
el caso del wolframio, necesario en las aleaciones especiales de acero,
herramientas de corte, filamentos de incandescencia y ... tristemente en
la Segunda Guerra Mundial se usó para blindar la punta de los proyectiles
anti-tanque y en las corazas de los vehículos blindados.
El
alto precio alcanzado en los mercados internacionales hizo, que el
descubrimiento de un filón del metal, aunque no fuera de grandes proporciones o
de suficiente interés como para hacer una minería mecanizada, sí generara
explotaciones locales de pequeña magnitud y medios precarios.
Con
estos antecedentes y el haber pasado tantas veces por el "Collado de la
Mina" en las estivaciones occidentales de la Sierra del Guadarrama, hizo
despertar nuestra curiosidad. Román era conocedor de su ubicación y ya había
hecho un reconocimiento preliminar, pero estaba pendiente recorrerla a fondo
con el material necesario. Así que allí nos presentamos al atardecer.
En
seguida empiezan aparecer restos de la actividad minera, encastres de madera,
restos de puntales y traviesas. Posiblemente no tuviera una estructura importante
de sostenimiento por la resistencia estructural de la roca madre.
El
escombro tiene anegadas algunas zonas, o dificulta el acceso a otras, pero el
cualquier caso, parece que no hay grandes zonas ocultas o sepultadas.
Sin
lugar a dudas una cavidad, aunque fruto de la mano del hombre, singular y con
formaciones minerales de gran belleza para los que somos amantes del medio
natural.
Aprovechando
que llevamos un medidor láser, hemos levantado una modesta cartografía que
recoge las dimensiones y características de la cavidad.

Rafa.
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